Después de aplicar biocida se realizó una limpieza mecánica de la superficie. Este método emplea energía mecánica para separar la suciedad del material a limpiar. Es importante que la separación tenga lugar justo en la interfase suciedad-piedra y que la acción mecánica no dañe a la piedra.
La limpieza se llevó a cabo manualmente y posteriormente con microarenado. La eficacia de este tipo de limpieza depende fundamentalmente de la habilidad y sensibilidad del restaurador.
La técnica empleada para la limpieza de la peana es el microarenado, que usa un chorro de aire a presión que lleva en suspensión un abrasivo, que arranca la suciedad al chocar con la superficie.
El abrasivo tiene un tamaño homogéneo y fino, óxido de aluminio blanco (Al2O3), que és un derivado de la alumina de la mejor calidad, triturada y separada según las normas F.E.P.A. Gracias a la elevada dureza y sus varias granulometrias seleccionadas, permite conseguir microarenados controlados sobre obras de arte de varios géneros.
La presión del chorro se regula con facilidad y también se puede controlar la cantidad de abrasivo. Esto significa que la limpieza con este instrumento es graduable y, por tanto, aplicable en principio a cualquier tipo de piedra.

Restos de suciedad una vez retirado el andamio
Este método es efectivo para incrustaciones gruesas y duras, costras delgadas e incluso para los depósitos y costras negras que cubren la piedra, respetando las pátinas cromáticas originales bajo la suciedad.